Los jóvenes no son el futuro, sino el presente

14/10/2012

“Escandalizar a los mayores también es evangélico”. Leopoldo Marechal

1.- Construcción de ciudadanía y Consolidación de derechos son los principales argumentos de quienes respaldan el proyecto que amplía el derecho al voto de los jóvenes de 16 y 17 años. Si bien la mayoría de los consultores coinciden en que los próximos resultados electorales no dependerán de ese voto, es verdad que el nuevo universo plantea un desafío para los partidos que quieran seducir a los jóvenes, que tendrán la libertad de concurrir o no al cuarto oscuro.

Algunos políticos y editorialistas esgrimen el temor y la sospecha de intento de manipulación de los noveles electores. Los fundamentos de quienes conservan una perspectiva del ejercicio ciudadano tutelado son estigmatizantes, prejuiciosos, reaccionarios y subestiman la capacidad de los jóvenes. Es que el proyecto de ley, que promueve el sentido de pertenencia, viene enmarcado en una serie de medidas, cuyo sentido más abarcativo es la ampliación de derechos como política de Estado.-

En la encuesta que realizó el Ministerio de Educación de la Nación entre chicos de 11 a 17 años- monitoreada desde la coordinación de Escuela y Medios- aparece claramente el deseo de ejercer el voto y específicamente en la franja de 15 a 17 años, el “55% dijo que sí ”. En el Noroeste, por el “sí” se pronunció el 62% y el 30% por el “no”. Lo más interesante es que los sectores altos y medios quieren votar menos que los bajos e inferiores.

Coincido con el senador Aníbal Fernández que los coreutas y los progresimios nos quieren hacer creer que un pibe de 18 años de 1912 era más vivo que uno de 16 años del 2012 “la ley 23.489, que le dio jerarquía a la Convención Internacional de los Derechos del Niño y forma parte de la Constitución, dice que son niños entre la concepción y los 18 años… Lo que decimos nosotros es que por su condición de niño según la Convención, si no tiene voluntad de votar, que no lo haga..”.-

Ampliar derechos a favor de los jóvenes tiene que ver con cambios culturales, mayor democratización de la familia y mayor participación. Según el sociólogo Ignacio Ramírez “…la generalización de los derechos políticos no descansa sobre la idea de “calidad del voto”- lo cuál inevitablemente conduce a posturas elitistas- sino sobre la premisa de la igualación de oportunidades para intervenir en el destino colectivo…”.-

La “ciudadanía” es una institución en desarrollo , a los 16 años se está en determinado grado de maduración que permite ejercer ciertos derechos y asumir determinadas responsabilidades. Para Sergio Baladín, psicólogo, miembro del Programa de Estudios de Juventud de Flacso : “… Son jóvenes con mayor autonomía que antes, los padres están mucho menos presentes y se definen más cosas entre pares. Hay mayor madurez y mayor complejidad. No se puede decir que es homogéneo, pero tiene que ver con construir una herramienta que permita que( esa ciudadanía) suceda…”.-

Se trata de una tendencia mundial de ampliar los derechos políticos. En Brasil existe el voto optativo y en muchas ciudades, desde los 12 años los chicos pueden elegir prioridades presupuestarias en sus municipios. En Uruguay, hay un estadio previo donde, en el Frente Amplio, se eligen sus autoridades en las elecciones internas a partir de los 14 años. En Argentina hay tres ciudades que ya tienen el voto joven en las elecciones de autoridades locales: Córdoba, Colonia Caroya y Zapala. En algunos municipios, donde interviene la ciudadanía en la confección de presupuestos participativos, votan también jóvenes desde los 16 años. Recientemente, el 11 de octubre, la Provincia de San Juan aprobó el voto joven.

En los 90 cuando la política estaba subordinada a la economía y no se la pensaba como un lugar de transformación social, era un ámbito muy poco atractivo para los jóvenes. Por el contrario ahora lo que politiza a los jóvenes es el contexto histórico, un ecosistema cultural suramericano, en el cuál el principal arquitecto es la propia agenda gubernamental que inaugura debates e invita a asumir un punto de vista. Es importante que el voto joven sea “optativo” y no obligatorio, porque es una franja etaria que recién está ingresando al sistema político y así se respetan sus tiempos de maduración y apropiación del derecho.

Es fundamental repensar el sistema educativo. Una cosa es una currícula elaborada para ir dando elementos de juicio a jóvenes que no van a ejercer el derecho al voto y otra para aquellos que sí tendrán ese derecho. Los organismos electorales deberán aportar capacitación y formación. Es importante incluir instrumentos que ayuden a que ese voto sea ejercido tempranamente y de mayor calidad cada vez.-

Uno de los objetivos de la enseñanza media es formar buenos ciudadanos y el voto es una excelente forma, porque en lugar de pensar en sí mismos están pensando colectivamente. De esa forma, la demanda “que se vayan todos” será reemplazada por “tenemos que estar todos”. Los jóvenes tienen formas de participación social a partir de sus propias prácticas y la escuela debe tomarlas y resignificarlas críticamente. Es la hora de aprender a participar participando.-

2.-Es un prejuicio arraigado en cierta clase “alta” que solo los pobres pueden ser manipulados. Es que los pobres, hijos de la desigualdad social del sistema económico neoliberal, serian presa fácil del clientelismo político. El “enano fascista” de la escritora Beatriz Sarlo nos aconseja: “…Para decidir un voto libremente no hay que estar muriéndose de hambre, no hay que estar debajo de la línea de pobreza, no hay que vivir en la Villa 1-11-14.. No se le puede exigir a esa gente porque está en condiciones en las que nadie podría pensar..”.-

El politólogo Dante Augusto Palma considera que hay otra manera de comprender la “necesidad”, entenderla de manera más amplia, más allá del aspecto estrictamente biológico- animal del hombre. Si fuese verdadero que los que se hallan en condición de “necesitados” ven disminuida su libertad de elección, todas las clases sociales serían pasibles de ser manipuladas pues todas “necesitan” algo. En un sujeto atravesado por el relato de Clarín, atemorizado porque le van a pesificar sus dólares o porque el aluvión zoológico ingresará a su country, su racionalidad tampoco llega intacta al cuarto oscuro y votará al candidato que le garantice la satisfacción de las necesidades propias de alguien de su clase “… sin embargo existe una sutil diferencia entre las clases bajas y altas, pues de la necesidad que padecen los pobres debería seguirse que “donde hay una necesidad, nace un derecho”, mientras que, generalmente, de la necesidad que afecta a los ricos se sigue simplemente que “ donde hay una necesidad, nace una derecha”…”.-

En síntesis: si hay sectores que adhieren a determinada construcción política será porque ésta contiene de alguna manera sus demandas. Un chico de 16 años puede ser tan manipulable como alguien de 25, 40 o 60. Si la familia, la escuela y la comunidad lo proveen de conocimientos y el chico los asimila y asume con responsabilidad, seguramente va a poder emitir una opinión fundada.

Por las redes sociales circula muchísima información política. Los blogs y los chat habilitan formas de militancia que aportan ciertos cuestionamientos a la cultura y la sociedad actual. También hay que tener en cuenta la Ley 26.061(De Protección integral de los Derechos de las niñas, niños y adolescentes, promulgada el 26/10/2005), cuyo articulado dice que las opiniones de los niños y adolescentes deben ser consideradas conforme a su madurez y desarrollo. El trasfondo de la discusión es históricamente el mismo: la condición de ciudadanía juvenil y el miedo a la participación política de los jóvenes.-

Afirma Eugenio Zaffaroni: “ No es concebible que alguien sea penalmente responsable desde los 16 años, pero no tenga capacidad para casarse o para contratar. Si un joven no tuviera conciencia a los 16 años para votar, tampoco le podríamos poner una pena. O suben la capacidad penal a los 18 años o bajan la capacidad política a los 16, una de las dos cosas..”.

La esquizofrénica derecha marketinera argentina - que brega por la “rebaja” de la edad penal de los jóvenes que delinquen - opone una resistencia mediática feroz a la iniciativa gubernamental. Para los adalides de la “libertad de mercado”, una medida que potencialmente extienda los derechos políticos a los jóvenes va en contra de sus concepciones elitistas de un país para pocos. Utilizan los mismos argumentos por los que se rechazaba el voto femenino a mediados de la década del ‘40: Entonces se subestimaba el rol y la inteligencia de las mujeres. Hoy sucede lo mismo con los jóvenes.-

Para esa derecha apocalíptica no hay reparos en extender las fronteras del “consumismo”, con estrategias invasoras dirigidas a la franja más lozana de la sociedad. Siempre será más fácil manipular a un joven que no incursione en prácticas políticas, fóbico a lo social y a la construcción colectiva. Apostar como sociedad a los espacios de reflexión y participación política, es el mejor antídoto para el sinsentido consumista del individualismo banal. Además la mayor participación de la juventud en la vida política del país forzará a los candidatos políticos a dar mayor consistencia a las ideas y a abandonar la “sanata”.

El modelo económico de reindustrialización con inclusión social, iniciado en 2003, logró que muchos jóvenes volvieran a considerar la política como una herramienta de cambio de la realidad, fenómeno en crecimiento que es la contracara de lo que vivimos durante décadas. A más de 36 años, todavía quedan secuelas de la dictadura cívica-militar que asesinó a gran parte de una generación de jóvenes que quería participar y opinar, y soñaba con construir un destino mejor para la Argentina.-

La dolorosa Noche de los Lápices del 16 de setiembre de 1976 fue un símbolo del plan desarrollado para excluir a los jóvenes a fuerza de sangre y miedo, y para instaurar la filosofía del “no te metas”. En aquella época siniestra ser joven era delito. En la década neoliberal de los 90, donde imperó la lógica del mercado y el Estado retrocedió hasta su mínima expresión, el único papel reservado para los lozanos fue el de meros consumidores. Eran los jóvenes del “kilometro 501” que se negaban a votar, que descreían con razón de las añosas estructuras partidarias y visualizaban que el futuro sería sinónimo de crisis, que configuraron una generación de analfabetos políticos, la peor clase de analfabetismo como diría Bertolt Brecht.-

Los militantes del Tea Party argentino advierten el “riesgo” que significa otorgar nuevos derechos a seres “inseguros de sí mismos, incompletos, desinteresados, en peligro o peligrosos”. Les reservan el “importante” rol de actores del futuro mientras restringen su actuación ciudadana en el presente. El proyecto de ley ha descubierto un fenomenal miedo a los jóvenes y los posibles cambios que ellos representan. Es el rechazo de los que sienten que su tiempo, pero también su conservadora mirada de la sociedad, está llegando a su fin. El temor a la innovación acompaña, como una sombra, la rigidez del envejecimiento político.-

Don Arturo Jauretche afirmaba:”…No es posible quedarse a contemplar el ombligo de ayer y no ver el cordón umbilical que aparece a medida que todos los días nace una nueva Argentina a través de los jóvenes…La juventud tiene su lucha, que es derribar a las oligarquías entregadoras, a los conductores que desorientan y a los intereses extraños que nos explotan…”.-

El proyecto de ley que el Senado tratará el 17 de Octubre, es finalmente otro avance de la política, que se organiza alrededor de ciertas definiciones, que reconoce y propone roles a determinados sectores sociales, por género o por generación, roles productivos, culturales, económicos. Debemos escuchar a la juventud y no cometer errores del pasado, porque como escribió Shakespeare: “…la sangre joven no obedece a viejos mandatos…”.-

Nicolás R. Juárez Campos

Salta, 15 de Octubre de 2012.

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