Salteños embarcaron en la fragata ARA “Libertad”

11/02/2012

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Dos estudiantes secundarios de Salta, Alejandra Tolaba y Walter Campero, viajaron más de 1.500 kilómetros para participar del programa “El mar nos une 2012” junto a 46 jóvenes de todo el país. Los salteños embarcaron en la fragata ARA “Libertad”, visitaron destinos de la Armada Argentina, navegaron, y conocieron lugares característicos de Buenos Aires y Mar del Plata.

Alejandra Tolaba vive en el barrio San Lorenzo, tiene 17 años y es egresada del Ciudad del Milagro Nº 5021 de la capital salteña. Walter Campero, egresado del secundario Santa Victoria, tiene 18 años. En el caso de Walter, además de los 1500 kilómetros de Salta capital hacia Buenos Aires, recorrió 500 desde Santa Victoria, localidad donde nació, se crió y actualmente vive.

El programa “El mar nos une” tiene como objetivo compartir la experiencia de una navegación y, por primera vez, la Armada Argentina y el Ministerio de Defensa de la Nación lo organizaron para los mejores estudiantes secundarios de todo el país.
La experiencia duró 5 días --del miércoles 1º al domingo 5 de febrero-- donde realizaron una navegación en la fragata ARA “Libertad” de Mar del Plata a Buenos Aires de 307 millas náuticas (568 kilómetros), recorrieron destinos de la Armada Argentina en ambas ciudades y pasearon por lugares típicos. También compartieron con la tripulación charlas y actividades propias del quehacer marinero; y con los jóvenes de cada provincia, su idiosincrasia particular.

“Estoy muy bien y muy contenta por haber sido seleccionada para este viaje. Nunca lo imaginé; conocí el mar y por primera vez navegué y embarqué en un buque, en la fragata, que es hermosa”, expresó Alejandra Tolaba.

“En total viajé 2.000 kilómetros, hice lo imposible para llegar a la capital y desde allí todo fue menos difícil. ‘Cuando seas grandes, vas a conocer lugares grandísimos’ decía mi mamá y cuando conocí el mar, vi Mar del Plata, navegamos, conocí Buenos Aires me acordé de ella. Nunca imaginé esto”, señaló Walter Campero.

“El viaje fue una emoción tras otra, todo fue nuevo para mí, no lo podía creer”, destacó. “Había escuchado hablar de la fragata porque tengo muchos parientes marinos, pero no la conocía y es algo increíble, ver todo a su altura, el sol en cubierta. Mi mensaje es que voy a seguir estudiando para que el día de mañana se repita o sea una experiencia aún mejor”, agregó con entusiasmo.

Durante las diferentes actividades los jóvenes pudieron conocer la Fuerza Naval, vivir e intercambiar la experiencia con referentes de cada una de las 23 provincias argentinas más dos representantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Un viaje inolvidable

El día del encuentro fue el 31 de enero en Buenos Aires y visitaron el Edificio Libertad del Estado Mayor General de la Armada. De Buenos Aires partió el contingente hacia la Base Naval Mar del Plata, donde embarcaron en la fragata “Libertad”.

El lugar asignado para su estadía fue aquel que ocupan los guardiamarinas en comisión de la Escuela Naval Militar cuando realizan el tradicional Viaje de Instrucción cada año por el mundo. Los sollados masculino y femenino (habitaciones) y la cámara de guardiamarinas (comedor) fueron destinados a los nuevos visitantes.

Esa mañana visitaron el submarino ARA “Santa Cruz” y la corbeta ARA “Granville” en la Base Naval Mar del Plata. Por la tarde realizaron un recorrido por el puerto, la costanera y la ciudad del mar.
Prevista la navegación para la mañana siguiente, el contingente conoció la embarcación y asistió a charlas sobre seguridad en altamar y zafarranchos de abandono, con el salvavidas colocado y la asignación de botes en caso de siniestros.
Paseo por el mar: desde la diana al arriado del pabellón

Conocer la vida a bordo fue el objetivo y los chicos comenzaron a vivir la experiencia soltando amarras el jueves 2 de febrero a las 9 de la mañana desde la Base Naval Mar del Plata hacia Buenos Aires. Bien temprano, ya había sonado diana, en jerga marinera significa hora de levantarse.

Luego de algunas actividades marineras, llegó el almuerzo en cubierta, aunque algunos ya habían empezado a sentir el mal de mar con náuseas y mareos propios de un paseo por las olas.

De popa a proa transitaban en la cubierta de la fragata los estudiantes secundarios y, de tanto en tanto, desarrollaban actividades marineras: cargaron velas, que significa guardarlas; descifraron señales y mensajes con banderas; aprendieron nudos de amarre con pequeñas y grandes sogas; y jugaron cinchadas con la tripulación del velero hasta la puesta del sol, momento que participaron de la ceremonia de arriado del pabellón nacional.

La hora del rancho entusiasmaba a los navegantes, quienes esperaban el almuerzo y la cena con hambre de verdaderos hombres de mar. Para los más afectados por el viaje, pan y manzana para estabilizar el estómago.

El viernes 3 continuó la navegación con actividades a bordo y “por haber demostrado poseer las cualidades de espíritu y temple, características de los verdaderos hombres de mar” se nombró a cada joven miembro honorario de la fragata, diploma mediante. A las 19, en el horizonte, ya se divisaban con nitidez los altos edificios de Buenos Aires.
Encuentro con la Gran Ciudad

Luego de la navegación Mar del Plata-Buenos Aires en el buque escuela de la Armada, el sábado 4 de febrero los chicos pasearon por la Boca, barrio cosmopolita de inmigrantes europeos: casitas de madera y chapa pintadas con vivos colores y bares con letras antiguas y filetes.

El fútbol es parte del atractivo turístico de Buenos Aires y la “bombonera” fue, entonces, el segundo lugar que visitaron. La próxima parada fue en Caminito, dos manzanas donde se conserva la tradición y las costumbres de principios del siglo pasado, del conventillo y el arrabal con patios de comidas típicas argentinas.

La tonada y el cantito propio en el hablar de cada chico del país se mezclaron con el italiano, inglés, portugués, japonés, alemán y otros idiomas de los extranjeros que visitaron aquella mañana el Caminito. Luego llegaron a la Basílica de Nuestra Señora del Rosario y el Convento de Santo Domingo, lugar donde descansan desde 1897 los restos de Manuel Belgrano.
Por la tarde, fueron al Museo Naval de la Nación y al Paseo Victoria 602 del Tigre, lugar que une la historia naval argentina con el encanto de la ribera del río Luján. Fundado hace 120 años, el Museo Naval es Monumento Histórico Nacional con salas y parques dedicados a la temática de la navegación desde la prehistoria a la actualidad.

El domingo 5 el circuito comenzó por la zona de Retiro, donde se les fue relatando la historia de los edificios, estaciones de trenes y terminal, para luego pasear por el casco histórico de la ciudad: el Obelisco, la avenida 9 de Julio, el Teatro Colón, la Catedral, el Cabildo, la Casa de Gobierno y el Congreso de la Nación. Luego, visitaron la zona de San Telmo y posteriormente la fragata ARA “Sarmiento”, primer buque escuela de la Armada Argentina y hoy museo.

“Me llevo a mi provincia la experiencia de este proyecto porque fue muy lindo compartir las diferentes maneras de pensar de todos los chicos del país. Me impactó el mar, fue lo mejor. Conocer el submarino también estuvo bueno y rescato el buen trato y organización en la fragata”, dijo Alejandra.

“Es algo bueno conocer gente que piensa distinto o tiene una cultura diferente a la nuestra. La ciudad de Mar del Plata es linda pero lo que más me ha gustado fue ver el atardecer desde la cubierta. Fue bueno conocer la Armada por dentro, cómo funciona y se organiza es impactante. Vuelvo contento”, destacó Walter.
Desde la tarde del sábado hasta la mañana del domingo, los participantes del programa “El mar nos une 2012” comenzaron el regreso a sus provincias. Fueron 50 despedidas por cada uno; 50 abrazos prolongados. El mar, el motivo de unirlos para siempre.

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