Un sujeto de 41 años fue condenado a diez años de prisión efectiva por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por el aprovechamiento de convivencia preexistente con una menor de dieciocho años.
Los abusos salieron a la luz cuando la víctima (18) concurrió al hospital de Campo Quijano junto a su madre para ser examinada por una ginecóloga debido a que se sentía mal. Cuando la profesional comenzó a hacerle preguntas referidas a su periodo menstrual, la joven comenzó a llorar.
La paciente fue derivada con la psicóloga del centro asistencial. En el marco de esa entrevista, contó su padrastro abusaba sexualmente de ella desde que tenía alrededor de diez años. Dijo que esto siempre había ocurrido dentro del domicilio donde convivían.
En el nosocomio le realizaron una ecografía que reveló que cursaba un embarazo de siete meses.
La víctima refirió que en reiteradas ocasiones le había contado lo que le pasaba a su madre, que padece retraso madurativo, y esta no había hecho nada al respecto. La joven señaló que nunca había podido contarle a nadie más lo sucedido porque su padrastro le decía que si hablaba “iba a caer toda la familia” o iba a “mandar a su madre a un loquero”.
JUSTICIA SALTA
*imagen ilustrativa