Enzo Rodríguez, de Tartagal a Los Infernales de Salta Basket
02/11/2023
Enzo Rodríguez tiene 19 años y muchos sueños por delante. Se crio en el humilde barrio de Belén, en Villa Saavedra, ciudad de Tartagal, localidad del norte provincial. Gracias a un padre deportista, comenzó a jugar al básquet en el Círculo Argentino. Sin imaginar lo que podía ocurrir en ese proceso basquetbolistico, hoy disfruta del esfuerzo personal y familiar. “Cuando les dije que había quedado, mi viejo estalló en llanto”, contó el alero de 1,90 metros de altura respecto al momento en que le contó a sus padres que empezaba a entrenar con Salta Basket.
“Gracias a Dios nunca nos faltó nada. Por ahí cuando uno es chico las exigencias y a la vez necesidades son altas, sin embargo, con mi hermana -mayor que él- lo supimos manejar, fuimos conscientes de lo que se podía tener y lo que no”, contó Enzo.
El joven no tiene problemas en hablar de su entorno íntimo, personal, más bien lo hace con frescura y mucho amor hacia los suyos. Inmerso en una familia que siempre luchó y sigue peleando, su madre es trabajadora doméstica y su padre multifacético. Daniel Rodríguez, más conocido como Cachurín, no tiene un trabajo fijo, pero todos los días sale a buscar esos pesos que necesitan para vivir.
Enzo contó que gracias a su padre jugó al fútbol, un tiempo al voley pero se decidió por el básquet. “Mi viejo siempre fue de hacer deportes, practicó varias disciplinas y hasta el día de hoy juega con los veteranos al fútbol. Él me llevó al Círculo Argentino donde conocí a excelentes personas y comencé a jugar al básquet”, sostuvo el joven.
Con el afecto que recuerda a su familia también lo hace con sus amigos de infancia, algunos ya no están y otros se mudaron del barrio, un lugar que según Enzo cambió mucho. “Antes me acuerdo que salíamos a jugar y estábamos en la calle sin problemas, hoy en día el barrio cambió, está más inseguro”, reflexionó el juvenil.
Se define como una persona tranquila que intenta tener “todo bajo control”, aunque muchas veces eso no ocurre. Cauto y de perfil bajo, le tocó hacer más de una prueba en Los Infernales donde fue confirmado para estar en el equipo en esta temporada.
“Nunca me imaginé que podía estar en Salta Basket, si bien uno cuando empieza a practicar algún deporte se ilusiona con llegar lo más alto posible, había tenido la sensación de poder jugar otro tipo de competencia en Tucumán, por ejemplo, donde fuimos a un torneo con el Círculo y me enfrenté a chicos que después pegaron el salto a otro nivel, algunos incluso compiten en la Liga Nacional (máxima categoría del básquet argentino)”.
Emocionado recordó la noche que le transmitió a sus padres que había quedado como uno de los juveniles para entrenar y jugar con Salta Basket. “Esa noche llegué de entrenar -en Salta capital, donde vive actualmente- me llamó mi mamá y me dijo que mi viejo quería hablar conmigo, ya me había adelantado algo de la emoción de mi papá”.
“Arrancamos charlando tranquilos y cuando comencé a contarle las oportunidades que me daban los de Salta Basket estalló en llantos, la verdad que fue muy lindo porque nunca lo había visto y sentido así a mi papá, por otra parte, a mí también me tocó”, recordó el alero infernal.
El juvenil tuvo la oportunidad de viajar en la primera gira del equipo en La Liga Argentina, junto al resto de sus compañeros y el Cuerpo Técnico viene entrenando hace más de dos meses. “Uno aprende cosas todos los días en una estructura como la de Salta Basket, hay varios jugadores que tienen trayectoria y desde un primer momento trataron de hacernos sentir parte del equipo a los juveniles. Tratan de aconsejarte de acuerdo a la experiencia que tienen y obvio uno tiene que aprender a escuchar y seguir los buenos consejos”, sostuvo Enzo.
Asegura que estar en un equipo profesional es muy lindo, pero a la vez implica una gran “responsabilidad”. Apuntó que es “otro estilo de vida” el que un deportista tiene que afrontar dentro de una estructura profesional. Feliz de ser parte de Los Infernales señala que Salta Basket es “más que un equipo, donde quiera que vamos se refleja la unidad que hay en el grupo donde si bien competimos unos con otros de manera sana, hay un clima de amistad y compañerismo muy bueno”.
Las expectativas en el equipo son seguir aprendiendo y “sumar minutos en una competencia tan importante y difícil como La Liga Argentina, poder crecer deportivamente”, sostuvo el joven. El anhelo de ser un basquetbolista profesional tiene un lugar entre sus objetivos, de hecho sueña con jugar algún día en la Liga Nacional, pero también tiene en claro que retomará el Profesorado de Educación Física, una carrera “que me gusta mucho y quiero terminarla para poder trabajar algún día de eso”.
Pero si hay un anhelo en el corazón de Enzo es poder ayudar a sus padres a tener su casa. “Sobre ese tema recuerdo que hace unos meses la cargaba a mi mamá diciéndole: ´Cuando sea jugador de básquet profesional te voy a comprar tu casa´ y por supuesto nos reíamos. Mis padres ya son personas grandes y a veces me duele ver que siguen trabajando, esforzándose a pesar de la edad que tienen, me gustaría poder ayudarlos para que descansen y empiecen a disfrutar más de la vida”.
Salta Basket viene trabajando con un grupo de jóvenes, prospectos interesantes que necesitan desarrollo y acompañamiento en el marco de un plan de reclutamiento infernal. Se trata de buenos valores que sueñan con ser profesionales y jugar en las ligas más importantes del país, como es el caso del tartagalense Enzo Rodríguez.
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