La VIII Fiesta de la Papa Andina tuvo una jornada maravillosa
22/07/2018
El sol de la quebrada venció al frio del invierno, la fiesta se desarrolló con el mismo espíritu del Padre Chifri.
El Alfarcito se vistió de fiesta para recibir a los salteños y turistas que llegaban para disfrutar de la VIII Fiesta y Feria de la Papa Andina. Las actividades se iniciaron a las 8 con un desayuno caliente, para dar calor a los productores.
El presidente de la cooperativa Teki Masi llevó a cabo la tradicional ceremonia de agradecimiento a la Pachamama, por todos los beneficios recibidos durante el presente año, una costumbre ancestral de los pueblos andinos.
Cerca del medio día, los productores de la papa andina a medida que llegaban instalaban sus puestos, ofreciendo las diferentes variedades que se obtiene según el lugar donde se producen, tales como miskila, tonca, oca colorada, oca amarilla, oca blanca, cuarentona, dulce entre tantas otras.
En la plaza central de El Alfarcito se instalaron los diferentes puestos de comidas, permitiendo a las familias deleitarse de platos tradicionales, como ser asado de cordero, de llama, humita, tamales, locro y una gran variedad de dulces para el postre. Algunas personas eligieron el Comedor de Griselda y otros el parador El Alfarcito.
Diferentes grupos musicales le dieron un colorido diferente y alegrando la tarde. Algunos de los cantantes que se sumaron a esta ya tradicional fiesta fueron Los ÑaÑos, Inti Suri, el dúo Tucán y Chaya, el grupo El Palomar, Alma Joven, El Malvinero, Voces del Corazón, Melodías del Viento, Leo Tejerina hizo bailar hasta los cardones del lugar y como broche especial Los del Portezuelo que brindaron sus temas con la misma calidez con que lo hacen siempre.
La fiesta contó con la colaboración de los profesionales del Hospital de Campo Quijano, la Doctora Nelly Silvestre, el enfermero Deison Paez, que junto al enfermero de El Alfarcito, Luís Paez, brindaron el apoyo sanitario. También la Policía de Salta colaboró auxiliando a las personas.
Fue una fiesta tal como lo hubiese querido el Padre Chifri, quien entregó su vida por las comunidades de los cerros de Rosario de Lerma, buscando que los jóvenes encuentren en la tierra que los vio nacer, un lugar para radicarse y fomentar diversos emprendimientos.
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