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Escuela El Rosal, una perla en medio de la inmensidad

Después de subir unas cuantas horas, llegar a la escuela del Maestro Aldo es llenar el corazón con una bocanada de aire puro.

Allá esta él con su señora Patricia, maestra también; la señorita Hilda con los más grandes; Mario el profe de música, y Antonia, una joven y generosa mujer que voluntariamente enseña a tejer a los alumnos.

En la cocina encontramos a Eli y Fidela preparando la comida para los chicos y amasando el pan para cocinarlo en el horno solar.

Recorrer la pequeña escuela...en un aula los más chiquitos, en otra esta Mario con su banda de música. Sicus, guitarras, bombos, quenas, que ejecutados por los chicos bajo la dirección de su profe, emiten coplas y sayas que se pierden en los cerros.

Caminando por el patio se percibe aroma de pan cocido...exquisito, que el maestro Aldo ofrece a media mañana...algo mejor que ese manjar y a esa hora?

De allí hacia los invernaderos, el pequeño cercano a la escuela y más retirado el más grande. Excelencia en los dos! Hortalizas, aromáticas y hasta flores!

Antes de partir se pasa por el último rincón : la radio. Desde allí los alumnos pasan las noticias a la Comunidad de la Quebrada, el maestro manda los avisos y saluda a los oyentes.

Qué más? Mucho más!!! La Capilla, el Salón Comunitario, el Parador de Turismo, y el paisaje!

No es eso un pedazo de cielo?

 

Fundación Alfarcito

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