Una vez más, el vínculo de fidelidad que une a los salteños con sus patronos tutelares, se renovó este lunes, del mismo modo en que se viene haciendo desde aquellos terremotos del año 1692 en una de las festividades de mayor convocatoria en la Argentina.
Como cada año, una verdadera multitud acompañó al Señor y a la Virgen del Milagro en procesión desde la Catedral Basílica y hasta el Monumento 20 de febrero, donde tuvo lugar la renovación del pacto de fidelidad.
Junto a los peregrinos, que llegaron desde todos los rincones de la provincia y a los fieles salteños y de otras latitudes, tomaron parte de la procesión el vicegobernador, Andrés Zottos, su esposa, Esc. Marisa Yudi y autoridades de los poderes ejecutivo, judicial y legislativo.
En su homilía, el Arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, hizo referencia a la necesidad de buscar un nuevo espíritu marcado por la solidaridad y a recrear la amistad como compromiso de fraternidad que ayude a rehacer el tejido social. Entre el aplauso de la concurrencia, pidió audacia a quienes pueden generar fuentes de trabajo, defendió la enseñanza religiosa en las escuelas; reclamó enfáticamente contra quienes promueven “el vicio maldito” de las adicciones y pidió un minuto de silencio en homenaje a las víctimas del accidente de tránsito que el domingo enlutó a varias familias salteñas.
“Señor del Milagro, queremos encontrarnos contigo en esta tierra sedienta de amor y vida, que necesita el agua de tu misericordia y del tiempo nuevo marcado por la amistad social que nos permitirá ser nación”, afirmó y agregó que “no es suficiente distribuir los bienes sino comunicar a los demás lo mejor de cada uno porque la amistad es un compromiso de fraternidad social”.
Puso además de relieve la necesidad de cultivar la justicia y respetar a la ley con el compromiso de gobernantes, legisladores y ciudadanos en general.
Cargnello sostuvo que “la opción por los pobres no es una cuestión de ideología sino de fe”, que no deben ser utilizados por intereses personales o políticos; pidió al empresariado audacia para crear fuentes de trabajo que dignifiquen a las personas, con salarios justos y defendió la educación religiosa en las escuelas al indicar que “no se trata de una cuestión de proselitismo, sino de hacer más libres a los niños y no más crédulos”.
Finalmente, pidió continuar el buen trato, amabilidad y respeto heredados de los mayores, a los jóvenes los exhortó a luchar para salir de las drogas y a los que trafican que “paren la mano” y no continúen matando gente que “se arrastra por el vicio maldito”.
Posteriormente, la renovación del pacto de fidelidad marcó el momento culminante de la celebración y, ya en horas de la noche, las imágenes de la Virgen de las lágrimas, Cruz primitiva, Señor y Virgen del Milagro retornaron al templo, para ingresar ante el saludo de millares de fieles, pañuelo en mano, una lluvia de pétalos y el tañido de las campanas, que marcaron un nuevo milagro de fe en la provincia.