De “lugar del cielo” al mar, un salteño antártico
13/05/2014
Cesareo Tomás Leiva partió de Animaná, su “lugar del cielo”, para servir a la patria desde el mar.
Hoy es teniente de navío Comunicaciones en la Armada Argentina y hace muy poco regresó de la Antártida siendo el jefe en la Base Temporaria Decepción durante la Campaña Antártica de Verano 2013-1014.
Tomás Leiva nació en Rosario de Lerma hace 41 años atrás; al cumplir 8 se trasladó con su familia a Animaná por el trabajo de su padre.
A los 14 viviendo en San Carlos en un Internado, un fin de semana le dijo a su mamá, “este es el lugar donde quiero entrar”, señalándole una propaganda de la Armada Argentina que pasaban por la televisión.
Fue así como sus padres autorizaron su ingreso cuando cumplió 15.
“Lo poco que sabía de la Armada era que me alistaba a una formación militar y que un vecino de Animaná me recomendó entrar a la marinería”, explicó Leiva.
“Me gustaba el uniforme y nadie, en la historia de mi pueblo, había ingresado a la Armada Argentina. Cuando egresé fui con mi uniforme blanco y llamé mucho la atención”, recordó aquel momento el teniente Leiva.
“Finalmente estudié comunicaciones y recuerdo que mi primer pase fue al buque-tanque ARA Cabo San Antonio”, contó. Luego, uno de sus hermanos ingresó a la Marina y se hizo comunicante también; hoy es suboficial segundo.
“La Armada me dio la posibilidad de conocer lugares que no hubiera podido conocer por mis propios medios en estos 26 años de servicio incluidos los 15 que hice embarcado; y ser el jefe de base en Decepción ha sido un orgullo personal”, agregó el marino salteño.
“Un Leiva en la Antártida”
Fue lo que dijo uno de sus hermanos en Salta, cuando supo la grata noticia de que Tomás iba al continente blanco. En Decepción permaneció 45 días, del 30 de enero al 13 de marzo, al mando de una dotación de 12 marinos, “La dotación se adaptó perfectamente al quehacer de la base”, expresó el teniente Leiva con la misión de realizar el mantenimiento de la base.
La meteorología acompañó las tareas realizadas en la reparación exterior de la casa principal y la pintura interior. Entre las tareas exteriores, las hubo de mantenimiento de paredes, cambio de chapas y reconstrucción de aleros.
“El orden en el trabajo ayudó a llevar adelante los días lejos del hogar y me voy feliz, porque ha sido un orgullo para mí ser el jefe de esta base”, destacó Leiva.
El oficial salteño vive actualmente en La Plata con su esposa Claudia e hijos: Josue de 18 años, Iara de 13 y Candela de 9, aunque Salta siempre estará presente en su vida, ya que allí se encuentra su madre y sus 14 hermanos.
“A pesar de ser 14, mi mamá siempre nos apoyó y estuvo pendiente de nosotros; cuando viajo a Salta me cocina lo que le pido”, dijo Leiva. “Anchi, por supuesto”, agregó. Es una polenta agridulce, típica del noroeste argentino, y explicó los detalles de la preparación.
“Mi pueblo se extraña, extraño a su gente, y la tranquilidad de dormir con la puerta abierta”, dijo. En conmemoración por los 200 años de la Batalla de Salta, en las vacaciones de verano del año pasado quiso desfilar con sus coterráneos salteños, “llamé a mi hermano mientras partía hacia Salta para que me preparara los caballos y las monturas”, relató. Desfiló con Candela, su hija más chica.
“En el Monumento 20 de febrero, luego de cabalgar unos 10 kilómetros, me encontré casualmente con marinos de la Escuela Naval, de la Delegación Naval de la provincia, y reflexioné sobre lo importante que es estar presente”, concluyó el marino de Animaná.
Habilitar Decepción, una labor en campaña
La presencia ininterrumpida de la Argentina en el continente blanco data de 1904. Desde hace 110 años, nuestro país cuenta con bases de actividad permanente en la Antártida, y otras bases, campamentos, y refugios de actividad temporaria, que son habilitadas durante la época estival.
Es el ejemplo de la Base Temporaria Decepción ubicada en isla Decepción (Islas Shetland del Sur) que comenzó sus actividades el 30 de enero para finalizarlas 45 días más tarde. Una dotación de 12 marinos realizó tareas de mantenimiento y apoyo logístico al trabajo científico en la isla, siendo el jefe de la dotación el marino salteño Tomás Leiva.
La Armada Argentina presta apoyo a las actividades científicas, colabora con la protección del medioambiente y la salvaguarda de la vida humana en el mar, en aquellas latitudes. Para ello, destaca buques que trasladan personal, víveres, material y equipos durante las Campañas Antárticas de Verano que se realizan todos los años, entre los meses estivales de diciembre a abril.
El ente que regula las actividades científicas es la Dirección Nacional del Antártico y las Fuerzas Armadas efectúan el apoyo logístico para que puedan realizarse las tareas.
Respecto a Decepción, gente de todo el mundo arriba a la isla para conocer las pingüineras de la especie Barbijo, los nidales de petreles gigantes y skúas, los asentamientos de lobos marinos y focas de Weddel; las aguas termales, las fumarolas de vapor de azufre, y los glaciares de colores rojo, verde, negro y azul.
“Durante nuestra estadía llegó un crucero con turistas canadienses, un grupo de 75 personas, todos mayores de 60 años. Entre ellos había casualmente un vulcanólogo argentino que explicó al contingente las características de la isla, ayudado por el guía que hablaba el español también”, contó el jefe de la base Decepción la grata visita de extranjeros.
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