El “Scrabble”, el juego de palabras que resulta un buen entretenimiento para muchos, fue definido por quienes se entrenan a nivel competitivo como un “deporte que desafía los límites de la mente”, especialmente para los hispanoparlantes, que tienen un universo de 660.000 vocablos, que intentarán poner sobre el tablero durante un campeonato que se disputará en Buenos Aires.
El interés de los “scrabbelistas” no pasa por el significado sino por la formación de palabras en un tablero en el que hay que combinar un total de 100 fichas, con las letras del alfabeto distribuidas según el idioma, y cada una de ellas con un valor, que es el que permite sumar puntos.
"Es un deporte de la mente ya que es un juego de mesa con reglamento, con estrategia, nivel de competitividad y de organizacón de campeonatos, como el backgamon, el bridge, el go o el ajedrez", dijo a Télam Horacio Moavro, presidente de la Asociación Argentina de Scrabble.
Para Moavro, que fue campeón 2012 y es capitán del equipo argentino que competirá en el XVII Campeonato Mundial de Scrabble en español que se realizará entre el 22 y 29 de septiembre, "para poder jugar al Scrabble hay que saber muchas palabras pero por sobre todas las cosas hay que ejercitar la estrategia que permite armarlas en función de acumular puntos".
"Lo que marca que un jugador pase del nivel social al competitivo es la búsqueda de puntos, lo que se logra con el conocimiento de cómo están distribidas las fichas, los valores de cada una y la preparación del movimiento siguiente en el atril”, la tarima donde cada jugador prepara las piezas antes de jugarlas.
Mucho más extenso que el inglés, que sólo cuenta con 120.000 vocablos, el español alcanza unas 660.000 palabras y unas 105.000 de ellas están en el diccionario de la Real Academia Española, "referencia excluyente del juego", restacó el experto jugador.
"El resto son las 34 o 35 conjugaciones que tiene cada verbo, que suman unas 400.000 palabras, y los accidentes de género y número, que no están en el diccionario pero entran en el Scrabble", aclaró.
El campeón de la palabra 2012 explicó que no es válido ningún vocablo que no esté en la última edición (2002) del diccionario de la RAE y “no hay discusión o argumento por más razonable que sea para este juego”.
En este sentido, recordó la palabra "go" como “el más claro ejemplo", ya que si bien es un juego de existencia real “no está en el diccionario y entonces no se la puede jugar".
"Otro de los desafíos es conocer la mayor cantidad posible de palabras con dos letras, que son 87, y con tres, que son unas 450", dijo el titular de AAS, quien en su afán de poder retener listas de vocablos incorporó reglas nemotécnicas con la indicación de una psicóloga especialista en pacientes con Alzheimer.
Las palabras como "za", "ño" o "lle" son útiles “porque suman muchos puntos y se acomodan con más facilidad en las que ya están posicionadas en el tablero”, ejemplificó Moavro, contador de una empresa que lleva adelante junto a un socio.
Para entender la estrategia, el scrabbelista explicó que "cuando se sabe con cuántas fichas se cuenta y cuánto vale cada una, se puede preparar la jugada siguiente o neutralizar el próximo movimiento al contrincante".
En esta línea, por ejemplo, valoró la suma de letras de "cráneos” porque permite 27 combinaciones, como “córneas”, “secaron”, “caserón”, “necrosa”, entre otras. “Tenerla es un verdadero hallazgo", dijo Moavro, quien a los 15 años se convirtió en el discípulo del padre de un amigo.
Se anotó en su primer torneo en 1998, después de que ya no tuviera gracia jugar con la familia a la que siempre le ganaba. "A partir de ahí no dejé de jugar hasta hoy", contó este hombre que no quiso "confesar" cuántas horas le dedica al juego porque "ni mi esposa ni mi socio me lo perdonarían".
La diferencia de un jugador social a uno competitivo, según Moavro, es cuando se logra entender que en vez de armar palabras “largas y lindas” hay que tratar de formar "Scrabble" (“revolver, escarbar” o en inglés). Esto es: en una sola jugada usar las siete fichas, lo que estadísticamente sucede una de cada ocho veces, y que aporta 50 puntos más a la suma alcanzada con cada letra. “Es lo que sería un gol para el fútbol”, destacó.
Argentina consiguió el título en las últimas cuatro ediciones y en esta oportunidad competirá en la ciudad de Buenos Aires con delegaciones de 23 países, un récord de participantes.
La competencia de palabras cruzadas se desarrollará en el Hotel Etoile, en el barrio porteño de Recoleta, organizado por la Federación Internacional de Scrabble en Español (FISE) y la Asociación Argentina de Scrabble (AAS).
Para los interesados, ingresar a www.scrabble.org.ar