1.- Luego de diversas vicisitudes en 1912 el presidente Roque Sáenz Peña logra imponer la ley que llevará su nombre, implantando el voto secreto, obligatorio, con padrón militar, que concluye con la era del fraude, aunque no por muchos años. La lucha por la sanción de la ley resulta uno de los mayores jalones del radicalismo. La obstinada táctica abstencionista de Yrigoyen constituye una fuerte presión sobre el “régimen”, provocando su inestabilidad y temor, por lo cuál fue preciso adoptar una medida que descomprimiera la situación.-
El 31 de marzo de 1912, se aplica por primera vez la nueva ley electoral y el radicalismo triunfa en la provincia de Santa Fe, consagrando gobernador al médico Manuel Menchaca. Estas elecciones expresan el ascenso social de los sectores medios, que coincide en el espacio geográfico con un importante movimiento huelguístico de los sectores medios rurales. Los inmigrantes asentados en la “pampa gringa” salen a luchar gremialmente contra la explotación extorsiva de los terratenientes, reclamando el abaratamiento de los arrendamientos y las condiciones leoninas en los contratos.-
La estructura de la economía agrícola, fundada por la necesidad expansiva del capital británico, contaba con dos instrumentos: la red ferroviaria del Litoral y la importación de mano de obra europea para la producción agrícola capitalista. El capital ferroviario inglés no sólo condicionó el desarrollo de todo el país a sus intereses en la exportación de granos y carnes, sino que se convirtió en un gran especulador de tierras. En la presidencia de Mitre al Ferrocarril Central Argentino se le obsequiaron 160 leguas de tierra, que fraccionó, vendió y arrendó.-
En la bella época los agricultores de la “pampa gringa” se beneficiaron parcialmente del ascenso de las exportaciones. Si bien llegaron a ser dueños de sus útiles de trabajo, de sus animales de labor y viviendas, subsistían los contratos de arrendamiento “feudales” que los sujetaban a la omnipotencia de los terratenientes. No solo tenían costos desmesurados, sino que le imponían la obligación de comprar los insumos y herramientas a los arrendadores y venderles lo producido. Así el trabajo de sol a sol no alcanzaba para que las familias venidas de una Europa desangrada por las guerras pudieran construir el futuro más próspero que buscaban.
Esa economía agraria engendró la formación de nuevos sectores sociales: Los agricultores y comerciantes de los pueblos agrarios por un lado y los terratenientes, las empresas de colonización y los agentes comerciales del monopolio exportador por el otro.-
Las malas cosechas aceleraron el enfrentamiento de ambos sectores, pero la óptima de 1912 despertó las conciencias de los arrendatarios que advirtieron que ni aún así podrían pagar las deudas atrasadas. Ese fue el origen del denominado Grito de Alcorta, que estalló en un pueblo del sur santafesino , dando comienzo a un movimiento de sindicalización agraria que tendrá gravitación decisiva en el campo argentino.-
El 25 de junio de 1912 ,en la Sociedad Italiana, se reúnen miles de agricultores y deciden dejar de sembrar hasta que se reconozcan sus reclamos. El “Grito de Alcorta”, que se extendió por las Provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y La Pampa, se inserta en el ascenso de nuevas clases sociales que políticamente representará el radicalismo de Yrigoyen y que culturalmente se expresará en la Reforma Universitaria de 1918.
Este movimiento recibe el apoyo tanto de anarquistas como de socialistas y también de párrocos de la zona, pero los chacareros no exigieron la supresión del arrendamiento sino su rebaja y la libertad de comercio, pese a la prédica de los anarquistas tendiente a suprimir la propiedad o la del socialismo reformista partidario de la división de los latifundios y el reparto de las tierras entre los productores.-
Como corolario de este movimiento, el 15 de agosto de 1912 nace la Federación Agraria Argentina, que se constituyó en la herramienta de los pequeños y medianos productores, con la cuál lucharon para dignificar sus condiciones de vida y acceder a la propiedad de la tierra. Con el tiempo su conducción cayó en manos de los sectores más acomodados de agricultores de la “pampa gringa”, marginando a los jornaleros agrícolas, y la pregonada “reforma agraria” de cierto “progresismo”, contemplará exclusivamente a la pequeña burguesía propietaria o arrendataria, ignorando al proletariado de la tierra.
La lucha se prolongó hasta 1919. En pocos años el movimiento agrario obtuvo importantes conquistas, favorecido por la conclusión de la guerra y la expansión agrícola que sucede al armisticio. Todos los precios de cereales suben nuevamente y grandes sectores de agricultores que pagaban sus arrendamientos en especie, comienzan a pagarlo con dinero y otros adquieren la tierra que trabajan.-
En ese contexto histórico, afirma el ensayista Boglich “… la sociedad burguesa no ha abolido la propiedad feudal de la tierra, sino que la ha trasmutado en propiedad privada capitalista, lo cual le permite apropiarse del valor del supertrabajo del pequeño campesino sin necesidad de convertirlo en proletario puro…En la Argentina se ha formado durante el período de la pasada guerra europea (se refiere a la primera) y en el período de postguerra, hasta el año 1929, un campesino de tipo capitalista en su 70%, de arrendatarios acomodados y propietarios…”.-
2.- Hemos advertido en otra oportunidades que la “vieja y nueva oligarquía” (como las describía Rodolfo Walsh) propietaria de las más fértiles tierras argentinas, aún cuando el Estado les aplique retenciones, continúan produciendo con notable ganancia, pues su riqueza proviene de la “renta agraria diferencial”, que es una ventaja comparativa que pertenece a todos los argentinos. La tierra y el régimen pluvial lo hacen todo en materia de los granos y el amor entre las vacas y los toros, en la ganadería. Para ellos, el gobierno funciona bien si permite que se queden con ganancias extraordinarias y funciona mal si impulsa una política económica distributiva para todos los argentinos.
La Federación Agraria que conduce Eduardo Buzzi, a partir del conflicto de la Resolución 125 en el año 2008, se convirtió en portavoz de los intereses de los terratenientes , al calor de campañas mediáticas tendenciosas que responden a defender los privilegios entrelazados. La entidad que nació oponiéndose a la oligarquía en 1912, actualmente es funcional a los privilegios corporativos del campo y al “orden consagrado”, aunque ello perjudique notoriamente a los sectores populares. Como enseño José Hernández:”…olvidarse/ también es tener memoria..”.
Pero no todo es decepción, porque una agrupación interna de la FAA, surgida tras las disidencias del último congreso de la entidad, denominada “Francisco Netri”- en alusión a uno de los protagonistas del Grito de Alcorta- ha expresado su desacuerdo con la postura de Buzzi en relación a la convocatoria del camionero Moyano, al paro y movilización contra el Gobierno nacional, popular y democrático.-
Esta nueva agrupación sostiene que la conducta de Buzzi no se condice con la falta de apoyo o toma de posición en temas cruciales para los productores, como los “… reclamos de filiales del interior contra las inversiones de Monsanto en maíz transgénico… mientras continúa sumido en lógicas de poder político de dudoso beneficio para los pequeños y medianos productores que dice representar…”. Ajeno a estas demandas, Buzzi eligió dar pelea sumando aliados por afuera de la entidad que representa, como la Corriente Clasista y Combativa, que en el conflicto rural de 2008 apuntalaba la figura de Alfredo De Angeli.-
En síntesis, los reductos reaccionarios residuales carecen del poder que antes ejercían, tanto por la evolución de la conciencia nacional, como por los actos del gobierno que en sintonía fina remueven las capas geológicas que se corresponden con otro período de nuestra historia.
El kirchnerismo responde a fuerzas dinámicas que vienen desde lo más lejos de la historia y digan lo que digan, no hay otra fuerza más popular en el horizonte. La gestión del gobierno en el espacio agrario reivindica dignamente el Grito de Alcorta y no la deleznable conducta política de Eduardo Buzzi frente a la Federación Agraria Argentina.-
Nicolás R. Juárez Campos