Economía verde: remedio contra cambio climático y pobreza
07/12/2011
Mientras la energía convencional aparece como responsable principal de las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del recalentamiento planetario, la producida por fuentes renovables actúa de bálsamo ante desajustes ambientales y sociales.
Un organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) apuntó al respecto esta semana que las fuentes renovables, elemento esencial de la llamada economía verde, pueden reducir la pobreza energética que afecta a 1.400 millones de personas en el mundo y también ayudar a que los países en desarrollo afronten la mitigación del cambio climático.
Ante la actual crisis financiera, es mayoritario el convencimiento de que la economía se debe transformar de modo ambientalmente sustentable para que mejoren las condiciones de vida de la creciente población del planeta, observó Supachai Panitchpakdi, secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
En esa visión se conjugan la energía, el ambiente y, además, el desarrollo, que también preocupa a la Asamblea General de la ONU, que declaró a 2012 como el Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos.
Con relación a la energía, datos de 2010 demostraban que por entonces 20 por ciento de la población mundial carecía de acceso a la electricidad para cocinar, calefacción, iluminación, comunicaciones y usos productivos.
Las poblaciones de África subsahariana son las más castigadas por las carencias de electricidad, que afectan a 70 por ciento de sus habitantes, en particular en las zonas rurales.
En el lanzamiento del Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, estableció la meta de alcanzar el acceso universal al servicio en 2030.
Ban precisó también que en la misma fecha se deberé duplicar la tasa de energía eficiente e igualmente el porcentaje de las producidas por fuentes renovables.
La Unctad organizó esta semana una serie de conferencias sobre el papel de los países emergentes ante el avance de la economía verde y también sobre el programa de las naciones del Sur para alcanzar un mundo sustentable.
Supachai señaló al respecto que la transición hacia una economía verde ya está en marcha.
Empresas y consumidores apoyan de manera creciente las formas de energía eficiente y las tecnologías de las renovables, al igual que los alimentos orgánicos, los biocombustibles, los productos de madera, el ecoturismo y otras variedades.
El organismo de la ONU comprobó que la demanda de esos productos favoreció en algunos casos la creación de empleo digno e incrementó las oportunidades de desarrollo para las comunidades más pobres de los países del Sur.
Muchos estados han respondido a ese florecimiento de los mercados de la economía verde fortaleciendo su capacidad de producción y de exportación.
Los aumentos más notorios de exportaciones se han verificado en tecnologías de energía renovable, como los paneles solares o las turbinas de viento, así como en productos de iluminación eficientes.
Amedeo Teti, director general de comercio exterior del ministerio de Industria y Energía de Italia, citó, entre otros ejemplos, los casos de India, que figura entre los primeros 10 mayores exportadores de turbinas hidráulicas del mundo, y de Malasia, que está entre los primeros cinco principales vendedores de células fotovoltaicas.
Sin embargo, el mundo en desarrollo todavía encuentra obstáculos cuando intenta compartir una transición factible hacia la economía verde.
Muchos países en desarrollo carecen del suficiente capital financiero, técnico y humano necesario para transformar sus economías, indicó Supachai. También afrontar el desafío de promover el desarrollo nacional, un requisito fundamental para reducir la pobreza y establecer la igualdad en sus sociedades, agregó.
Al mismo tiempo, las naciones del Sur necesitan mermar su dependencia de las fuentes de energía convencionales, que hasta épocas muy recientes han marcado la matriz de su crecimiento económico.
A pesar de todos los esfuerzos, los combustibles de origen fósil representan todavía 89 por ciento del consumo mundial de energía.
Otro motivo de preocupación son las desventajas competitivas que surgen durante la transición. En especial les inquietan las perspectivas de restricciones a su crecimiento y desarrollo económico mediante trabas al acceso de sus exportaciones a los mercados mundiales.
Entre esos obstáculos se mencionan las barreras no arancelarias y los estándares privados relacionados con el impacto ambiental del comercio de bienes y servicios.
Supachai advirtió que cualquier mecanismo internacional que se establezca para apoyar la transición de los países en desarrollo hacia la economía verde deberá abstenerse de imponer nuevas condiciones en el comercio internacional y en la cooperación financiera.
El secretario general de la Unctad saludó la posibilidad de que la reducción de la pobreza energética sea sumada a los ocho grandes Objetivos de Desarrollo para el Milenio (ODM), establecidos por los gobiernos en la sede de la ONU en 2000, con metas para 2015 y tomando como base los indicadores de 1990.
En regiones como África subsahariana faltan los medios básicos para progresar, señaló Supachai a IPS. "Por eso me agrada que el secretario general de la ONU apoye la creación de capacidades, pues en esas áreas necesitamos transporte logístico, electricidad y fuerza energética", agregó.
Supachai opinó que, hasta el momento, los ODM están más inclinados hacia una orientación social que hacia el lado económico. De las ocho metas, sólo una se ocupa de la creación de capacidades, precisó.
"No tenemos nada contra los objetivos sociales, pero lo que necesitamos es un equilibrio entre la inversión en esta área y en la económica", indicó. En caso de seguir así, será muy difícil alcanzar las metas, insistió.
"Creo que cuando se lanzaron los ODM, la ONU era vista como una institución social", arriesgó.
"Uno puede dedicarse a dar medicinas contra el VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida, causante del sida) y otras enfermedades, pero pienso que la ONU tendrá mayor posibilidad de respaldar la inversión social cuando cuente con más capacidades, más aportes financieros, más ingresos para el pueblo, más empleo, y eso es lo que necesitamos", enfatizó
"Para la próxima generación de ODM necesitamos un reequilibrio, una revisión de la composición de la ayuda internacional. De todos modos, me siento muy optimista de que la energía renovable pueda pasar a formar parte de los ODM", concluyó.
IPS Noticias
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