De regreso por Sudamérica: Marinos salteños en la fragata ARA “Libertad”

30/09/2011

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A bordo de la fragata ARA “Libertad”, junto a unos trescientos tripulantes, se encuentran tres marinos nacidos en la capital salteña, las cabos Sandra Sierra, enfermera; Leila Delgado Correa, aeronáutica; y el guardiamarina en comisión Roberto Ochoa de la Silva. Próximos a fondear el 1º de octubre en cercanías a Comodoro Rivadavia (Chubut) cuentan la experiencia del viaje y su ingreso a la Armada Argentina.




Tradicionalmente la fragata ARA “Libertad” realiza un viaje de instrucción donde los cadetes del último año de la Escuela Naval finalizan sus estudios a bordo. Para todos los tripulantes --no sólo para los guardiamarinas en comisión que concluyen su carrera naval-- es una de las mejores etapas en sus carreras, ya que conocen nuevos puertos, lugares y culturas.

Los salteños decidieron ser parte de la Armada Argentina años atrás y hoy concretan sus sueños y metas a bordo. Roberto Emiliano Ochoa de la Silva quiere ser Oficial de Marina desde que ingresó hace 4 años a la Escuela Naval Militar. Para él, el viaje significa una meta cumplida porque al regresar se habrá recibido con 90 compañeros más.

“Mis expectativas del viaje fueron muchas. Desde formarme profesional y militarmente, hasta poder conocer distintos lugares que uno sólo ve por fotos y compartir opiniones con personas y culturas diferentes. Todas se han cumplido”, adelantó Roberto Emiliano.

En el ámbito naval, a este salteño le gustan más los buques que cualquier otro medio; es así que luego de recibirse como Guardiamarina Naval se especializará en Artillería. “Es una carrera hermosa que te enseña a conocer el país, a sentir amor y orgullo por él”, concluyó.

Para Leila Vanesa Delgado Correa, el viaje es el merecido premio por su logro y esfuerzo al finalizar la Escuela de Suboficiales con las mejores notas en su especialidad y egresar como cabo segundo aeronáutica.

Si bien Leila no desarrolla su especialidad a bordo, está en el Detall General donde coordina las comunicaciones de los marinos con sus familiares y la correspondencia; también cumple guardias en el puente de comando como señalera.

“Venir a la fragata es una de mis mejores experiencias. Me siento muy dichosa aquí. Cuesta la distancia con la familia y adaptarse a la vida del buque, es decir, a habitar en el mismo lugar de trabajo cuando por lo general uno se vuelve a su casa después de la jornada”, contó la joven marina salteña.

Sandra Susana Sierra es cabo principal enfermera y, según sus propias palabras, el viaje es un sueño cumplido. Con 41 años, este es su primer viaje en la fragata, donde cumple tareas en laboratorio, farmacia y bioquímica.

“Tener la oportunidad de estar destinada aquí me enriqueció profesionalmente, adquirí más experiencia ya que nuestros destinos habituales son los hospitales o centros sanitarios y somos pocas las que embarcamos”, destacó la cabo enfermera.

Roberto, Leila, y Sandra ya han visitado los puertos de Mar del Plata, Río de Janeiro y Recife en Brasil, Paramaribo en Surinam, Georgetown en Guyana, La Guaira en Venezuela, Cartagena de Indias en Colombia, Guayaquil en Ecuador, El Callao y la Bahía de Paracas en Perú, Valparaíso y Punta Arenas en Chile.

Luego de diez días de navegación por el Pacífico, la fragata pasó por Ushuaia, Río Grande y San Julián y hoy navega para fondear cerca de Comodoro Rivadavia. El viaje, ya finalizando, tiene previsto arribar a Puerto Madryn el 5 de octubre, a Bahía Blanca el 11, a Montevideo (Uruguay) el 17 y llegar a Buenos Aires el 22 de octubre.

De la tierra del norte

El futuro Oficial de Marina Roberto Emiliano Ochoa de la Silva nació en Salta capital hace 23 años. Oriundo del barrio Parque Belgrano, ingresó a la Armada sabiendo que era lo suyo, “fue un cambio de vida rotundo ya que no tengo familiares militares pero sabía que era mi vocación y mi responsabilidad”.

“A mi familia no le gustó la idea de que me fuera tan lejos pero me apoyó. Tengo a mi mamá Blanca y dos hermanas, Micaela y Tamara a quienes visito en vacaciones”, destacó.

“Extraño a mi provincia todo el tiempo: las tradiciones, el locro, las empanadas, humitas y tamales. A mis compañeros de la primaria Urquiza y la secundaria en el Parroquial San Alfonso. También a la gente del Club Gimnasia y Tiro de Salta, donde jugaba al básquet”, relató.

Para la enfermera naval Sandra Susana Sierra, Salta está presente en sus recuerdos de infancia, porque como ella, todos sus familiares nacieron en esa provincia. Dos de sus hermanas se casaron con marinos. Aún retiene aquella imagen de niña visitando a sus hermanas en Puerto Belgrano, lo que la motivó a ingresar a las filas de la Armada Argentina más tarde.

Sandra recuerda su barrio 20 de Febrero, “la gente es muy buena, humilde, con carisma y sociable; es su gente lo que hace linda a Salta”, resumió.

Antes de la fragata ARA “Libertad”, esta mujer de mar ha estado destinada en hospitales navales, en destinos con la Infantería de Marina, se fue de comisión a la Isla de Haití y estuvo también en la Base Aeronaval Zar de Trelew. “En cada lugar destaco el espíritu de equipo y compañerismo; y del ámbito naval me gusta mucho el profesionalismo de la carrera. La Armada es orgullo y pasión; aquí me siento útil”, concluyó Sandra.

“Conocí la Armada por medio de marinos de la Delegación Naval de Salta que visitaron mi escuela. Me interesó y a mi familia también, ellos están contentos y emocionados por el rumbo que le di a mi vida”, destacó Leila Vanesa Delgado Correa, la aeronáutica.

“Igual, sigo extrañando el locro de mi abuela y el asado en familia con mis padres y primos”, dijo.

“Estar sola, lejos de mi provincia, y tener que valerme por mí misma no me costó tanto—confesó-- quizás por eso de ser hija única; pero sí me cuesta no poder contar a mis padres todo lo que vivo día a día. Cuando los veo el tiempo no me alcanza para explicarles todo”, concluyó la joven salteña de 22 años.

Embajadora argentina de los mares

La fragata ARA “Libertad”, buque escuela de la Armada Argentina, comenzó el 42º viaje de instrucción el 28 de mayo cuando zarpó del puerto de Buenos Aires con un itinenario hacia puertos sudamericanos.

Comenzó el viaje con una dotación de 300 tripulantes, entre ellos 91 cadetes de la Escuela Naval Militar Argentina; 19 de la Armada de la República Oriental del Uruguay; oficiales de otras Fuerzas Armadas y de Seguridad de nuestro país que viajan por mérito en sus carreras; así como los mejores promedios de cada especialidad egresados de la Escuela de Suboficiales de la Armada.

En puertos extranjeros, la fragata es la embajadora del país y en navegación, los instructores que están a cargo del adiestramiento de los futuros oficiales argentinos, retoman las actividades curriculares que hacen a la fase educativa del viaje de instrucción.

Las actividades hacen hincapié en la práctica profesional que abarca pasaje por los diferentes cargos y divisiones que componen el buque, clases de materias curriculares, guardias y cálculos náuticos, entre otras.

Asimismo, como parte del adiestramiento de toda la tripulación se realizan ejercicios de zafarrancho de abandono, siniestro y control de averías.

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