En sólo dos años se duplicaron las narcopistas que existen en el país

07/01/2009

Según datos de un informe de la Asociación Argentina Antidrogas, en la actualidad hay cerca de 1500 puntos de aterrizaje clandestinos en funcionamiento en la zona del noroeste, lo que significa un aumento del 50 por ciento con respecto a 2006; El mismo estudio advierte que el 80 por ciento de las drogas que ingresan a la Argentina lo hace por esta vía.

 

Los especialistas, jueces y diputados consultados coinciden en que la falta de radares y la ausencia de controles en el espacio aéreo son dos de las cuestiones clave que favorecen este negocio ilegal.

Aterrizan de día e incluso de noche. Sobre un camino de tierra apisonada, mezclada con querosén y a veces, si la emergencia lo exige, hasta lo hacen sobre el asfalto de alguna ruta no muy transitada. Aprovechan la ausencia de radares, la falta de controles y en ciertas ocasiones la complicidad de funcionarios locales. Las imágenes aéreas lo demuestran, y las cifras lo confirman. En el norte de la Argentina, funcionan cerca de 1.500 pistas clandestinas utilizadas por los narcotraficantes para ingresar droga a nuestro país.

“El 80 por ciento del contrabando de drogas se hace a través de estas pistas ubicadas en la región norte. Ante la ausencia de control del espacio aéreo operan libremente, sin problemas. Son la puerta de entrada al narcotráfico en la Argentina”, explica a PERFIL Claudio Izaguirre, presidente de la Asociación Argentina Antidrogas. Izaguirre, quien hace más de 30 años se dedica a trabajar en este tema, asegura que la mayoría de los lugares de aterrizaje narco se encuentran en las provincias de Salta, La Rioja, Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Misiones, Corrientes, Entre Ríos y el norte de Santa Fe.

“La información con la que contamos indica que estarían entrando 120 aviones por día al país con un cargamento de 600 kilos de cocaína o marihuana”, agrega Izaguirre. El juez federal Virgilio Palud, que viene investigando desde marzo de 2006 una serie de pistas en el norte de Santa Fe, coincide con este panorama. “Los métodos que usan los narcos para ingresar la droga son cada vez más complejos. Ellos conocen muy bien las coordenadas y los campos del territorio. Aterrizar droga en la Argentina es un trámite que lleva como máximo 30 minutos y ha comenzado a ser un gran negocio para muchos”, asegura Palud.

Sin radares. Para el diputado nacional Eugenio Burzaco gran parte del crecimiento desmedido de los caminos de la droga se debe a la ausencia de una ley de radarización y otra de control del espacio aéreo. “Según datos oficiales sólo el 7% del país está radarizado. Hace varios años, el ministro Aníbal Fernández reconoció que si no hacíamos una ley, el país se iba a convertir en una gran pista de aterrizaje. Seguimos sin sancionarla y más allá de los proyectos presentados, no hubo forma de que se haga debate sobre el tema”, explica Burzaco.

Fuentes de la Dirección de Tránsito Aéreo de la Fuerza Aérea le explicaron a este medio que en el caso de ver un avión intruso dentro del territorio nacional, se encuentran impedidos de actuar. Desde la Aduana aseguraron que ese accionar tampoco les corresponde.

Hace tiempo que el diputado santafesino Pablo Zancada trabaja en el tema. Ya presentó varios informes y proyectos que, según él, “fueron cajoneados”. “En algunos de los recorridos que hicimos, descubrimos algunas tan sofisticadas que se iluminan automáticamente para facilitar los vuelos nocturnos. Me he reunido con gobernadores y hasta con el presidente de la cámara de senadores de Paraguay, sin resultados”. Justamente una de las hipótesis que se maneja con respecto al asesinato del empresario argentino Esteban Andreoli en su estancia paraguaya fue que él se habría negado a que un grupo de narcotraficantes utilizara su pista privada para sus aterrizajes clandestinos.

El ex piloto y actual cineasta Enrique Piñeyro es uno de los que más insiste sobre la importancia de la radarización. “La gente no sabe que con esto están hipotecando el país. El control es tan pobre que hasta aterrizan en las rutas. En las fronteras deberían poner radares 3D, que son los mejores porque detectan todos los movimientos. Lo que hay que preguntarse es ¿a quién le conviene un país no radarizado?”

Pilotos expertos y avionetas de lujo

Vistas desde el aire parecen un profundo surco en medio de una extensa vegetación. Generalmente las pistas clandestinas son montadas en estancias o tierras privadas, otras están cerca de caminos vecinales o lugares poco transitados. Aunque muchas veces llegan a aterrizar en el medio de las plantaciones, entre la vegetación o incluso en rutas poco transitadas.

Las pistas tienen una extensión que va de los 300 a los 700 metros.

En la gran mayoría de los casos están cerca de postes de luz, que pintan de color fluorescente, para que el lugar sea identificable de noche.

Los especialistas aseguran que las avionetas Cessna son las preferidas de los narcos. A estos modelos pequeños y livianos muchas veces les quitan los asientos para acondicionarlos mejor para transportar la droga.

Son manejadas por expertos pilotos, quienes muchas veces sólo tocan suelo, descargan la droga y levantan vuelo rápidamente para evitar ser detenidos.

 

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